Si un astrónomo se despide de familiares y amigos porque se marcha al desierto de Atacama, en Chile, para dedicarse durante un año a la contemplación del cosmos, nadie cuestionaría su decisión. Pero si una persona, en el contexto occidental, se retirara para meditar y observar su propia mente, sería extrañísimo. ¿Observar la mente? ¿Para encontrar qué? Por suerte, para practicar las cuatro aplicaciones de mindfulness no hace falta retirarse del mundo. Pero, al igual que hace el astrónomo con el telescopio, es necesario tener afinado el único instrumento disponible para observar la consciencia: nuestra propia mente.
La analogía del astrónomo y el meditador es parte de la conferencia que Alan Wallace, uno de los más reconocidos estudiosos y practicantes de budismo en Occidente, ofreció el pasado viernes 24 de marzo en la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid.
Wallace (Pasadena, 1950), físico, filósofo de la ciencia, doctor en Estudios Religiosos; fue, en su juventud, durante catorce años, monje budista, ordenado por el propio Dalai Lama. De modo que Wallace encarna una de las características principales de mindfulness: la integración de teoría y práctica.
¿Existe una sola forma de cultivar mindfulness (atención plena y compasiva al momento presente) o se trata de un conjunto de técnicas para serenar y clarificar la mente?
Como explica Wallace, mindfulness no consiste en una práctica aislada, sino en un sofisticado -y madurado por el tiempo- entramado (matrix, es la palabra que utiliza) de técnicas diversas, con propósitos diferentes, aunque orientadas a un mismo fin: comprender la naturaleza de la mente y la consciencia. De estas prácticas, que Wallace enmarca dentro de lo que denomina Ciencia Contemplativa, destacan dos tipos de meditaciones:
- Shamatha (en sánscrito) o meditación para serenar la mente.
- Vipashyana (en sánscrito) o meditación para alcanzar el insight o la comprensión profunda.
Shamatha, la primera de estas prácticas, consiste en un entrenamiento mental orientado a fijar la atención en un solo punto o aspecto de la experiencia, con el propósito de serenar y estabilizar la mente. Por ejemplo, elegimos meditar prestando atención exclusivamente a la respiración. Cada vez que un pensamiento nos distrae, amablemente, volvemos a focalizar la atención en cómo el aire entra y sale por las fosas nasales. O es posible elegir un punto en el espacio cercano (mirar detenidamente una flor o una vela encendida) y regresar siempre al mismo foco cada vez que nuestra atención de distraiga. En el ámbito de la psicología cognitiva, este tipo de foco se denomina atención centrada.
Wallace asemeja esta práctica al astrónomo que afina y calibra adecuadamente su instrumento de observación -el telescopio- para obtener la mayor precisión y claridad posibles.
“En el caso de la observación de la mente, el único instrumento disponible es la propia mente, y es preciso refinarla”, sostiene.
Cultivar y sostener la quietud de la mente conduce a un estado de consciencia, sereno y dichoso, que en budismo se conoce como samadhi (en pali).
“Si mantenemos el foco y la quietud de la mente de forma sostenida, ocurre algo extraordinario (…) La actividad mental disminuye, hasta desvanecerse, y la consciencia es llevada a una forma primaria de consciencia. Eres consciente de estar consciente”.
La consciencia de la propia consciencia no es un fenómeno desconocido en Occidente, y en psicología cognitiva se denomina metaconsciencia.
La segunda de estas prácticas de mindfulness es Vipashyana (vipassana), la cual consiste en un entrenamiento mental orientado a mantener una atención abierta al flujo mental, corporal y sensorial. Por ejemplo, una meditación de atención abierta (como se le conoce a este tipo de foco en psicología cognitiva) sería prestar atención, sin preferencia alguna, a los sonidos, sin que ninguno sea capaz de adueñarse del espacio de nuestra consciencia.
La experiencia de no apegarse ni identificarse con ninguna experiencia conduce a un insight o visión clara y profunda de nuestros condicionamientos, es decir, de la tendencia a apegarnos o identificarnos con lo que llamamos mío y a rechazar o sentir aversión hacia cualquier cosa que nos incomode. Así, alcanzamos finalmente la comprensión de la naturaleza impermanente de todos los fenómenos, incluyéndonos a nosotros mismos y a nuestra pequeña mente.
Mindfulness del cuerpo, de las sensaciones, de la mente y del mundo fenoménico
Con esos dos simples, pero poderosos instrumentos de introspección –shamatha y vipassana– estamos en condiciones de aplicar mindfulness a los cuatros aspectos de la realidad, o de la experiencia, descritos por la tradición budista, y que Wallace recoge en su obra Minding Closely: Four Close Applications of Mindfulness. Las cuatro aplicaciones de mindfulness son:
Mindfulness del cuerpo
Mantener la atención centrada en el cuerpo y la respiración, aparte de relajarnos, nos arraiga en nuestra presencia física. Un escrutinio cuidadoso del cuerpo permite alcanzar el conocimiento de que en ninguno de los órganos, incluyendo el cerebro, podemos encontrar algo a lo que podamos llamar yo o mío.
Mindfulness de las sensaciones
Si prestamos atención a nuestras sensaciones corporales, incrementamos la consciencia sobre nuestras reacciones habituales de agrado y desagrado, y comprendemos de manera intuitiva que las sensaciones placenteras no pueden constituir una felicidad genuina y duradera.
Mindfulness de la mente
Si examinamos de forma desnuda nuestra experiencia mental (pensamientos, creencias, recuerdos), podemos hacernos conscientes de nuestra tendencia a identificarnos con los contenidos de la mente, cuando que, en realidad, son como estrellas fugaces. Los pensamientos no pueden ser la fuente de nuestra identidad como individuos, puesto que, estrictamente, no nos pertenecen.
Mindfulness del mundo fenoménico
Por último, vemos todos los fenómenos de forma desapegada, comprendiendo que ningún suceso es bueno o malo en sí mismo, y que la característica principal de la existencia de todos los seres es la impermanencia.
La Ciencia Contemplativa o la revolución en el estudio de la mente
Estas cuatro aplicaciones (áreas de intervención, se diría en psicología) de mindfulness las expuso el propio Buda, como antídoto contra los engaños, ilusiones o comprensiones erróneas que hacemos de nosotros mismos y del mundo, y que son la raíz del sufrimiento en nuestra vida diaria.
Pero la práctica de mindfulness no requiere de ninguna creencia religiosa. Se trata de un entrenamiento mental que puede ser utilizado de igual forma por cristianos, musulmanes o ateos.
“Galileo tenía una poderosa motivación cristiana. Quería entender el funcionamiento de la mente de Dios (…) Pero, sus descubrimientos no son cristianos, sino que pueden ser verificados o refutados por cualquier científico. Igual sucede con las técnicas de mindfulness”, afirma Wallace.
De hecho, la práctica de mindfulness reúne las condiciones para ser punto de encuentro entre el pensamiento religioso oriental y la ciencia occidental. A diferencia de otras tradiciones religiosas, el budismo no exige ninguna creencia en particular, sino que, todo lo contrario, invita a experimentar y comprobar de manera empírica sus hipótesis sobre el funcionamiento de la mente y la consciencia.
De ahí que Wallace, quien se encuentra en España dirigiendo un retiro sobre meditación vipassana, organizado por Nirakara Mindfulness Institute y el Centro Internacional de Estudios Budistas de Alicante, está embarcado en el Shamatha Project, un ambicioso proyecto internacional de investigación científica, el cual integra los campos de la neurociencia, la psicología cognitiva, la filosofía de la ciencia y la meditación, y que busca el desarrollo, en diversos lugares del mundo, de laboratorios de la mente u observatorios contemplativos, para el estudio de ese fenómeno llamado consciencia.
“No dejemos el estudio de la mente solo en manos de religiosos, de científicos o de filósofos (…) Reunamos a todos, en un trabajo colaborativo, con estas preguntas: ¿cuál es la naturaleza de la mente?, ¿cuáles son las verdaderas causas de la felicidad genuina y de la infelicidad genuina? Entonces, estableceremos la primera revolución científica en las ciencias de la mente. ¿Por qué no?», concluye Wallace.
En el siguiente enlace puedes ver la charla íntegra de Wallace, excelentemente traducida al castellano:
Sitios webs recomendados:
Nirakara Mindfulness Institute
Lectura sugerida:
Minding Closely: The Four Applications of Mindfulness. Alan Wallace (2011), Snow Lion Publication.