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Ellen Langer: la «madre» de mindfulness

Un lustro antes de que un profesor de medicina en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, Jon Kabat-Zinn, en 1979, fundara la Stress Reduction Clinic, dando comienzo a la aplicación de su programa de reducción del estrés basado en mindfulness (MBSR), lo que le valió el reconocimiento de “padre” de la atención plena en Occidente; una profesora de psicología social de la Universidad de Harvard, Ellen Langer, por un camino autónomo y distinto al de las prácticas orientales de meditación, comenzaba a investigar sobre los efectos negativos que la falta de atención, que ella denominó mindlessness, causaba en las personas. Aunque su trabajo es en gran medida desconocido o puesto de lado, su contribución en este campo le ha valido la distinción de ser la “madre” de mindfulness.

Los dos caminos hacia mindfulness

Aunque el desarrollo coincide en el tiempo, es posible diferenciar dos vertientes en la aparición de mindfulness en Occidente. Por un lado, está la adaptación que hizo Kabat-Zinn del pensamiento y las prácticas budistas, el mindfulness centrado en la meditación, sobre el cual, con el avance posterior de la neurociencia cognitiva y de las técnicas para la obtención de imágenes cerebrales, se ha ido construyendo un robusto conocimiento científico en torno a los efectos y mecanismos de acción de la atención plena; y, por otro lado, la aproximación a este proceso psicológico desde los hallazgos experimentales en la psicología social-cognitiva de Langer.

Desde una aproximación a mindfulness en la que la práctica de la meditación tiene un papel central, encontramos la definición de Kabat-Zinn (1994): “prestar atención de manera intencionada, sin juicios, al momento presente”.

Por su parte, Langer (la primera mujer en ser profesora titular de psicología en Harvard), partiendo de su investigación experimental en psicología social-cognitiva, define mindfulness como: “el proceso de darse cuenta activamente de las cosas» (1989).

Langer considera a mindfulness como la capacidad humana universal, conectada con nuestro desarrollo evolutivo como especie, de permanecer en un estado de sensibilidad activa al contexto, de modo que sea posible captar los cambios en el entorno inmediato.

Según advierte Langer, mindfulness permite reconocer que la estabilidad está en nuestra manera de pensar, no en los fenómenos. En este sentido, a través de un estado de alerta mental es posible darse cuenta de la naturaleza transitoria de los elementos que componen el ambiente, proceso para el cual, desde su punto de vista, no es necesaria la práctica de la meditación. 

De mindlessness a mindfulness

En 1975, en una investigación sobre la reducción del estrés en pacientes quirúrgicos, Langer menciona ya el efecto positivo del “control cognitivo a través de la atención selectiva” o de la “cognición reflexiva intencionada”.

De acuerdo con la primeras publicaciones de Langer en los años setenta, los pensamientos y comportamientos irracionales o acríticos son producto en muchas ocasiones de estados de falta de atención, reforzados por la integración de las normas sociales, que la mentalidad habitual interpreta erróneamente como reflejo de un entorno estable.

 A través de sus experimentos, Langer comprobó cómo no solo las tareas motoras simples pueden realizarse de forma automática, sino que las interacciones sociales complejas también son susceptibles de ocurrir sin que medie un proceso reflexivo consciente, cuestionando así buena parte del paradigma de la psicología social de ese entonces, que asumía a las personas como agentes racionales y conscientes.

El estudio de los efectos del comportamiento desatento o mindlessness la llevó a considerar también los efectos inversos de los estados activamente atentos y del procesamiento intencional de la información, para el que utilizó el nombre de mindfulness.

Si el comportamiento basado en la falta de atención implica un procesamiento cognitivo mínimo y se basa en la información establecida de forma habitual, la atención plena sería un estado que permite comprender nuestras tendencias habituales de conducta, dándose cuenta activamente de lo que es relevante dentro de la circunstancia actual para mantener la apertura a nuevas posibilidades y beneficiarse de un procesamiento más profundo de la información.

“Aproximarse de forma mindful a cualquier estímulo implica extraer continuamente nuevas distinciones y reunir información novedosa sobre el ambiente. Por el contrario, un acercamiento mindless, conlleva aceptar el estímulo como se presenta sin tratar de reunir o integrar nueva información acerca del mismo. Mindlessness conduce a una categorización relativamente estable y rígida de la información, mientras que mindfulness lleva a una categorización más adaptable y fluida”. (Langer, 2001)

Ellen Langer: la "madre" de mindfulness

Atención plena, aprendizaje, creatividad y salud

Las conclusiones de sus estudios a lo largo de la década de los ochenta llevaron a Langer a centrarse en cómo la atención plena afecta el aprendizaje y la creatividad. En el campo de la educación, un estado mindful se traduce en una evaluación crítica de la sabiduría recibida y en una revisión continua del método, en lugar de depender de la autoridad o la memoria. En cuanto a la creatividad, el compromiso con el mundo de los fenómenos aumenta la receptividad a la nueva información y la conciencia del contexto.

En salud y medicina, Langer cuestiona la forma acrítica en la que se dan y reciben los diagnósticos clínicos y los pronósticos médicos, los cuales se basan en categorías cerradas y en probabilidades estadísticas que no necesariamente afectan a un individuo concreto, lo cual repercute en la percepción de la enfermedad y del dolor.

«Eso no significa que no debamos nunca ofrecer a las personas diagnósticos médicos basados en los resultados de sus pruebas.
Las etiquetas son inevitables. Pero cuando sea posible, sin embargo, debemos asegurarnos de que nuestras etiquetas incluyan elementos de humanidad para que los pacientes comprendan que se trata de resultados provisionales e inciertos». (Langer, 2023)

En su más reciente publicación, The Mindful Body (2023), la «madre» de mindfulness defiende la idea de que nuestra psicología y nuestra mentalidad son los determinantes más importantes de la salud y, al igual que sostiene el pensamiento budista desde hace más de dos mil años, el cuerpo y la mente conforman una unidad, en la cual los cambios en un nivel afectan al otro nivel.La "madre" de mindfulness

No nos bañamos dos veces en el mismo río, escribió el filósofo griego Heráclito. Pero para que esta afirmación cobre todo su significado desde la perspectiva de mindfulness, en cualquiera de sus dos vertientes, es necesario estar atentos a nuestro cuerpo y al agua del río. Si no estamos atentos no percibiremos los tenues cambios en nuestro organismo ni en el fluir incesante del agua.

Más información y bibliografía sobre Ellen Langer, la «madre» de mindfulness

Conversación entre Jordan Peterson y Ellen Langer (Podcast)

Mindfulness, Langer (1989)

El poder del aprendizaje consciente, Langer, 1987)

Fox Lee (2019). Psychology’s own mindfulness: Ellen Langer and the social politics of scientific interest in “active noticing”

Yeganeh & Kolb (2009). Mindfulness and Experiential Learning

 

Por Máximo Peña

Psicólogo, especialista en intervención psicoterapéutica, máster en mindfulness y periodista