La inmigración, cuando es forzada, es una experiencia susceptible de ser vivida desde el victimismo y la queja. Pero la inmigración también puede convertirse en un escenario privilegiado para el desarrollo personal y la reinvención de uno mismo.
Aunque nunca seremos una persona por completo distinta a la que solíamos ser, antes de abandonar el lugar de origen, el cambio personal es posible e, incluso, inevitable. Uno cambia de territorio, pero el territorio lo cambia a uno. Continuar leyendo “La inmigración: una ventana para el cambio personal”